Competencia profesional

¿Cómo se evalúa una competencia profesional?

Esta es una pregunta trascendente que me han dirigido en los diversos roles que he tenido en mi desempeño profesional: Docente, directivo y docente – investigador. En este blog respondo basado en mi experiencia docente e investigador del proceso educativo, tomando como base los resultados de aprendizaje esperados, desde la planeación didáctica, intención y secuencia didáctica. 

Competencia profesional

En un plan de estudios basado en competencias profesionales, la evaluación de una competencia se realiza a través de un proceso estructurado, sistemático y sistémico. Este proceso comienza con la definición clara de la competencia específica que se desea alcanzar, la cual se convierte en la variable central de la evaluación. Esta afirmación es trascendente y responde al proceso de investigación – acción, ya que en palabras de Freire, “no hay docencia sin investigación y no existe investigación sin docencia”. La función docente también tiene el componente de averiguar cómo se planea la evaluación del aprendizaje y mejorar este proceso con la retroalimentación de los resultados obtenidos. Esto denota la idea de que el proceso de evaluación es un sistema. La imagen siguiente describe el proceso de la operacionalización de una variable, siendo el primer elemento para responder a la pregunta de este blog.

Una vez definida la competencia, se establece un indicador de alcance. Este indicador sirve como una representación concreta y medible de la competencia, permitiendo evaluar su cumplimiento. Junto con el indicador, se define una escala de medición que proporciona un marco para cuantificar los niveles de logro de la competencia. En nuestro modelo educativo del Tecnológico Nacional de México, la escala es numérica va de cero a cien. Es un estándar o umbral mínimo que debe superarse para considerar que la competencia ha sido alcanzada satisfactoriamente. En este contexto, el estándar mencionado debe ser superior a 70. Este estándar actúa como un punto de referencia que guía la interpretación de los resultados de la evaluación. Como se puede inferir de estos enunciados, estamos en el ámbito de la investigación educativa.

Los instrumentos de medición son esenciales en este proceso. Se seleccionan y utilizan diversos instrumentos, como exámenes, observaciones y encuestas, entre otros métodos de evaluación. Estos instrumentos permiten recopilar datos y evidencias sobre el desempeño de los estudiantes en relación con la competencia definida.

El proceso de evaluación se aplica a todas las competencias definidas en el perfil de egreso. Cada competencia

es medida y evaluada siguiendo los mismos pasos descritos anteriormente. Esto garantiza un enfoque coherente y sistemático en la evaluación de todas las competencias necesarias para el perfil de egreso.

Es pertinente afirmar que el logro del perfil de egreso se evalúa en función de los resultados de aprendizaje. Este enfoque asegura que los estudiantes han alcanzado las competencias necesarias para su desempeño profesional. La evaluación de las competencias no sólo valida el conocimiento teórico, sino también las habilidades prácticas y actitudes requeridas en el ámbito profesional.

Por otro lado, en el contexto de evaluar una competencia profesional, la segunda imagen ilustra cómo la intención y secuencia didáctica son fundamentales para diseñar actividades de enseñanza, aprendizaje y evaluación de los resultados de aprendizaje.

Este proceso se puede explicar de la siguiente manera: La evaluación de una competencia profesional comienza con la definición de la competencia de la asignatura. Esta competencia guía todo el proceso de enseñanza y aprendizaje, proporcionando un objetivo claro y específico. Una vez definida la competencia, se procede a diseñar la intención y la secuencia didáctica. Esta fase implica planificar cómo se enseñará la competencia, estableciendo un orden lógico y progresivo de actividades que faciliten el aprendizaje. La intención didáctica refleja los objetivos pedagógicos que se buscan alcanzar a través de la planeación e instrumentación didáctica.

Las actividades de enseñanza son diseñadas en esta etapa, considerando las mejores prácticas pedagógicas adquiridas en la experiencia docente y en la actualización profesional, con la finalidad de generar los conocimientos y habilidades explícitas en la definición de la competencia. Estas actividades se articulan con las actividades de aprendizaje, las cuales son experiencias que los estudiantes deben realizar para alcanzar los resultados de aprendizaje, que contribuyan a desarrollar y consolidar la competencia. Recordemos que si bien cada asignatura ya tiene definida su competencia general específica y algunas competencias genéricas, éstas pueden ser evaluadas en la academia por si es necesario ajustarlas o modificarlas.

Para evaluar el progreso de los estudiantes, se diseñan actividades de evaluación. Estas actividades permiten medir el grado en que los estudiantes han alcanzado los resultados de aprendizaje esperados. Las actividades de evaluación están estrechamente relacionadas con los instrumentos de medición, que son las herramientas específicas utilizadas para recopilar datos sobre el desempeño de los estudiantes, privilegiando la evaluación formativa. Estos instrumentos pueden incluir pruebas, proyectos, desarrollo de proyectos, portafolios, presentaciones, entre otros, todos ellos con sus respectivas rúbricas de evaluación, validadas y estandarizadas.

Los resultados de aprendizaje obtenidos a través de estas evaluaciones se comparan con el indicador de alcance previamente definido. Este indicador actúa como un criterio de referencia para determinar si los estudiantes han alcanzado la competencia esperada. La pregunta si se alcanza el indicador, activa el ciclo sistémico de la función docente. En la investigación, es el indicador es el elemento central de todo proceso de evaluación de una variable. Si los resultados de aprendizaje cumplen con los criterios establecidos en el indicador de alcance, se concluye que la competencia ha sido alcanzada satisfactoriamente. De lo contrario, se identifica la necesidad de reforzar ciertas áreas. Finalmente, se consideran los criterios de evaluación, tanto formativa como sumativa. La evaluación formativa se realiza de manera continua durante el proceso de enseñanza y aprendizaje, proporcionando retroalimentación constante a los estudiantes. La evaluación sumativa, por otro lado, se realiza al final de un período determinado para valorar el logro global de la competencia.

 Espero que esta información te sea útil. ¡Desde este espacio, seguiremos compartiendo experiencias!

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